Entre tazas de chocolate caliente nos sentamos a conversar con tres sobrevivientes de cáncer sobre su proceso, sus esperanzas y su lucha. Todo como parte de seguir concientizando y animando, junto a Susan G Komen, a otras mujeres que pasan por situaciones similares.
Estas tres grandes mujeres, María del Carmen Pacheco, Altagracia de los Santos y Sandra Sevillano son vivo ejemplo de de la campaña de Chocolate Cortés y Susan G. Komen, “Unidos tendremos la Dulce Victoria”.
María del Carmen Pacheco es “La Estrella”, como cariñosamente le llama Altagracia de los Santos, una paciente de cáncer del seno que recién comenzará a recibir tratamiento. Y no se equivoca, María del Carmen Pacheco ha iluminado a muchos con su conocimiento, apoyo y espíritu de lucha. Luego de haber sido diagnosticada con cáncer del seno, en el año 1992 y en el año 2000, María del Carmen ha dedicado su vida a servir y ayudar a otras mujeres que han sido diagnosticadas con esta enfermedad.
“Cuando recibí mi diagnóstico, sentí que el piso se me abrió e imaginé a mi esposo y a mi hija llorando, mi caja y las cuatro velas. Pero rápido pensé que no me podía morir, pues tenía una hija que atender.” Fue ahí dónde decidió ir a un grupo de apoyo que le cambió la vida. María del Carmen, quien es Consejera Profesional de profesión, sacó a pasear sus destrezas, se educó y comenzó a dar charlas para ayudar a otras mujeres que pasaban por la misma situación, con la fiel convicción de que “la pena compartida, duele menos”.
“Si esas mujeres estuvieron ahí para mí, yo iba a estar ahí para otras”, fue lo que pensó. Al tiempo de charlas y apoyar a otras, sintió que era el momento de hacer algo más por las mujeres del área sur, pues muchas de ellas no tenían la accesibilidad para ir a hacerse mamografías. Así que comenzó su lucha por conseguir que más mujeres del área se pudieran detectar a tiempo.
De la mano de Susan G. Komen, lograron llevar unidades móviles de mamografías para atender a todas estas mujeres. Más tarde, consiguieron ayudas para el tratamiento de las mujeres detectadas, también con Susan G. Komen. Esto es solo un resumen de cómo María del Carmen encontró su propósito de vida, en una terrible enfermedad. Ahora mismo, lidera varias organizaciones que se dedican a apoyar a otras mujeres, tanto emocional como económicamente y a encontrar la cura del cáncer.
“Yo saqué de la crisis una oportunidad, y del dolor un compromiso. La oportunidad de servir y el dolor lo convertí en un compromiso de vida. Yo no quiero que otras pasen por esto, no quiero que pasen este dolor solas. Sobretodo lo hago por mi hija y por mi nieta, no quiero que ellas pasen por eso”, contó Carmen emocionada quien lo más que desea es que se encuentre la cura del cáncer.
Altagracia de los Santos
“Alti”, apodo que ella misma se puso porque le parecía más simpático, se puede describir como el ejemplo perfecto de la prevención. Sin historial, ni síntomas palpables, Altagracia seguía rigurosamente sus estudios rutinarios y de esta manera pudieron detectarle la condición a tiempo.
“Fui a hacerme los estudios rutinarios en abril de este año. En mi familia no había evidencia de ningún tipo de cáncer”, contó Alti.
En los estudios detectaron unas microcalcificaciones que no se encontraban en mamografías anteriores. “Al principio fue un golpe bien fuerte. Cuando me dieron la noticia lloré mucho, hasta que un día una amiga me dijo: ‘Yo no te voy a consolar ahí llorando, esa no es la mujer que yo conozco’.
Me pareció tan duro y tan fuerte, pero a la vez tan real que ahí mismo dije “ya”, nos relató Alti emocionada.
Con su diagnóstico temprano, sus ganas de seguir adelante y su fe, Altagracia fue operada en el mes de junio y está por comenzar su tratamiento de radioterapia este mes. Ella comenta que seguir todo el proceso y asistir a todas sus citas ha sido clave para su mejoramiento. En su tiempo libre atiende su negocio personal donde tiene la oportunidad de llevar el mensaje a otras mujeres sobre la importancia de realizarse sus mamografías a tiempo. “Yo no sentía nada, el cáncer era impalpable, no tenía ningún síntoma. Si no llego a ir a mi cita a tiempo, no sé qué hubiese pasado.” Alti recalcó la importancia de cuidarse físicamente y el apoyo de los familiares en este proceso.
Sandra Sevillano
Debido a su historial familiar, Sandra comenzó sus chequeos rutinarios desde temprana edad. En un autoexamen se encontró una anormalidad y decidió ir a realizarse una mamografía.
“No me cabía en la cabeza que fuera eso. En ese tiempo no tenía el conocimiento y como lo que me sentía era una protuberancia larguita, y no redonda, me imaginé que no era nada grave”, señaló Sandra. Luego de la mamografía y la biopsia, le diagnosticaron cáncer a los 37 años. “Por eso recalco que cualquier cambio que te veas en el seno, puede estar relacionado”.
Luego de la muerte de su hermana a causa de esta enfermedad, Sandra tomó la decisión de hacer lo necesario para continuar viviendo y estar presente en la vida de sus dos hijos. “Me programé para vivir, yo quería vivir. Mi decisión fue quitarme los dos senos y hacerme una reconstrucción. Luego de 3 años de tratamiento por una recaída, ya llevo 11 años sana”, sostuvo.
El cáncer para Sandra ha sido una oportunidad de transformación. “Lo comencé a ver de manera positiva. No me pierdo un momento de mis hijos. Todo lo veo diferente, más bello, como si fuera lo más increíble que pude haber hecho, pues en un momento pensé que no sería posible,” contó emocionada. “Puedes tener diferentes problemas, pero nada se compara a luchar por tu vida.”
En la lucha contra el cáncer Sandra sigue asistiendo regularmente a sus citas médicas y le recomienda a otras mujeres a hacer lo mismo. “Cuando hablo con otra mujer le digo que su prioridad debe ser ella y que deben hacer los cambios en su vida que le lleven a su paz, tranquilidad y felicidad.” culminó.