Precalienta el horno a 300°. Engrasa un molde desmontable antiadherente de 8" o 9" (forra con papel pergamino si el molde no es antiadherente y luego cubre con mantequilla). Si tienes cacao en polvo, espolvorea con él los lados del molde. Víralo y sacúdelo para eliminar el exceso.

Coloca un bowl grande de cerámica o cristal sobre un sartén y llénalo hasta la mitad con agua. Derrite la mantequilla en el bowl. Tan pronto la mantequilla se haya derretido, añade la barra de chocolate picada. Revuelve hasta que se derrita. Deja refrescar.

Bate las 6 claras de huevo con una batidora de pie o con una batidora eléctrica de mano a velocidad media-alta, hasta que se formen picos suaves, aproximadamente dos minutos.

Añade lentamente el azúcar mientras bates. Bate hasta que el azúcar se haya incorporado por completo y las claras tengas picos suaves, aproximadamente un minuto. Reserva.

Al chocolate ya enfriado añadele las 6 yemas de huevo, la vainilla, la pizca de sal y la canela y combina.

Añade ⅓ de la mezcla de azúcar y claras a la mezcla de chocolate y yemas y combina muy suavemente con un movimiento envolvente. Agrega ⅓ más de claras de huevo y mezcla al mismo ritmo. Agrega el ⅓ restante de claras de huevo y repite hasta que el color se vea homogéneo.

Vierte la mezcla en el molde y hornea por 40 minutos. Recuerda que al final el bizcocho quedará alto e inflado pero se desinflará y se agrietará por encima al sacarlo del horno. Déjalo enfriar por completo antes de removerlo del molde.

Espolvorea con abundante cacao en polvo para servir y añade un poco de crema batida o helado encima.